El 21 de agosto de 1911, el carpintero italiano Vicenzo Peruggia (exempleado del Museo del Louvre)
llegó al Museo del Louvre a las 7 de la mañana, vestido con un blusón
de trabajo blanco como los utilizados por el personal de mantenimiento
del museo, descolgó el cuadro y a continuación, en la escalera Visconti,
separó la tabla de su marco, abandonando este último. A continuación
salió del museo con el cuadro escondido bajo su ropa, que colocó
posteriormente en una valija. Cuando poco después el pintor Louis Béroud
entró a la sala para ver el cuadro notó su ausencia y avisó de
inmediato a la policía. El museo permaneció cerrado durante una semana
para proceder a la investigación.

Durante la ausencia de la obra, se batió el récord de visitantes al
museo; acudían a apreciar el hueco dejado en la pared por el cuadro que
había sido hurtado.
La pintura fue recuperada dos años y ciento once días después del robo, tras la captura de Peruggia.
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