El 21 de agosto de 1911, el carpintero italiano Vicenzo Peruggia (exempleado del Museo del Louvre)
llegó al Museo del Louvre a las 7 de la mañana, vestido con un blusón
de trabajo blanco como los utilizados por el personal de mantenimiento
del museo, descolgó el cuadro y a continuación, en la escalera Visconti,
separó la tabla de su marco, abandonando este último. A continuación
salió del museo con el cuadro escondido bajo su ropa, que colocó
posteriormente en una valija. Cuando poco después el pintor Louis Béroud
entró a la sala para ver el cuadro notó su ausencia y avisó de
inmediato a la policía. El museo permaneció cerrado durante una semana
para proceder a la investigación.
Unos años antes el museo había sufrido el robo de otras varias piezas, lo cual hizo suponer a la policía que ambos acontecimientos estaban relacionados. Guillaume Apollinaire y Pablo Picassose convirtieron en sospechosos puesto que se los había relacionado con la desaparición de unas piezas de escultura del museo, además de por unas declaraciones en las que Apollinaire apoyaba la propuesta formulada por el futuriata Marinetti de quemar los museos para dejar paso al nuevo arte. Posteriormente se demostró que ambos eran inocentes. Al mismo tiempo que se realizaban las investigaciones sobre el robo, se capturó al aventurero belga Honoré-Joseph Géry Pieret, quien confesó ser el autor de otro robo acaecido en 1906, pero no del de La Gioconda.
Durante la ausencia de la obra, se batió el récord de visitantes al
museo; acudían a apreciar el hueco dejado en la pared por el cuadro que
había sido hurtado.
La pintura fue recuperada dos años y ciento once días después del robo, tras la captura de Peruggia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario